lunes, 25 de febrero de 2013

DIFERENCIAS ENTRE POSESION Y PERTENENCIA


POSESIÓN Y PERTENENCIA
En la creación de un acto se establece el proceso de su desarrollo en tiempo y la estructura base de cuatro posiciones: causa y consecuencia; sujeto y objeto, en espacio.  Lo causal pretende y propone, esta doble actitud de pretender lo esperado y proponer su realización, encierra en sí la posible consecución del logro, en cuyo caso, se establece la pertenencia del mismo. De esta razón se deduce que la pertenencia es derivada de la experiencia de una realización. De ahí que se diga que las Meninas pertenecen a Velázquez. La pertenencia implica dependencia, el hombre pertenece a la Naturaleza Humana, depende de ella, ella fue su generador y porque lo genera le pertenece. No lo reduce, todo lo contrario, la pertenencia de lo bien hecho ennoblece a ambos, a las Meninas y a Velázquez, al Humano y a su Humanidad.
La posesión implica reducción, lo poseído es individualizado en quien, o quienes se adueñan de ello. Adueñarse es reducirlo. Mi bicicleta es únicamente mía y solo yo tengo la autoridad para autorizar su uso. La posesión limita a lo ilimitado por naturaleza. La bicicleta es un objeto compuesto de materiales transformados, materiales minerales, fierro, aluminio, etc. Vegetales, gomas, cauchos, etc. Estos elementos naturales transformados, no pierden su dependencia natural en su transformación, es decir el fierro seguirá oxidándose,  lo mismo con el aluminio y con los productos derivados de la naturaleza. Por lo mismo, la bicicleta entera pertenece a la naturaleza de sus compuestos, no al que dice poseerla.
La posesión se adquiere, la pertenencia se declara, es públicamente reconocida. Lo que pertenece existe contenido en quien lo tiene; lo que se posee, existe sometido al posesivo, al dueño. Ser dueño de un esclavo es posesión, pertenecer al cristianismo es existir contenido en esa convicción.
Las Especies Naturales pertenecen a la Naturaleza. Poseer un terreno es reducir a la Naturaleza su proyecto natural y utilizarlo para el proyecto humano de su propia preferencia. Poseer una casa es distinto de habitarla, al habitarla se ocupa, pero no se limita, al poseerla se limita e impide a otros habitarla.
¿Cuál es la razón que justifica la posesión? ¿Por qué se poseen las cosas? La única razón que justifica limitar la naturaleza de las cosas es el miedo. El miedo es la fuerza opuesta al amor. El amor es entrega gratuita y voluntaria por atender, entender y estar atento a las necesidades naturales del otro, o de los otros. El miedo, por el contrario, es producto del riesgo o peligro al desprecio, a la desconfianza o al destrozo.
Porque se teme que los medios de construcción de un proyecto, que la estructura de construcción del proyecto o que la consecuencia realizada por una pretensión sean destrozados, acusados o despreciados, se declara la posesión de un dueño y se construye en torno a ese miedo, una serie de justificativos socialmente llamados: “derechos civiles”, enmarcados en un “código” protector  que lo declara humanamente válido. Humanamente puede ser declarada válida la posesión, pero no se justifica ante la Naturaleza de sus compuestos. El terreno pertenece a la naturaleza de la creación, no pierde esta condición por ser declarado posesión de alguien.  Ese alguien se va con el tiempo dejando al terreno en su lugar.
Debemos aclarar las diferencias entre pertenencia y posesión y llegar a la conclusión de que poseer es antinatural, mientras que pertenecer es natural.
Lo que pertenece no reduce, la posesión limita. La crítica social que se hace de los que tienen mucho, no es por la cantidad. Mucho o poco son dos conceptos que no declaran cuanto es mucho ni cuanto es poco. ¿Son muchos los goles que marcó Messi para ganarse el balón de oro? ¿Son muchos los cuadros que pintó Picasso para lograr el atractivo de ser el pintor más prolijo? ¿Son muchas las personas que reunía Jesús para escuchar el evangelio? ¿Son muchos los ensayos que hizo Edison para descubrir su ampolleta? ¿Qué es mucho o poco? ¿Son pocos los satélites que tiene Júpiter, o las células del cuerpo humano? Lo poco o lo mucho no existen en lo perfecto y la naturaleza es perfecta, entonces ¿Qué son poco o mucho? Solo son adverbios de cantidad. Son solo apreciaciones humanas. Podemos decir que es mucho lo que tienen,  Bill Gates, Carlos Slim, Warren Buffet, Bernard Arnault, o Larry Elison, pero quizá, cada uno de ellos se sienta escaso con lo que tienen para sus futuros proyectos. Mucho o poco son únicamente cantidades que no justifican por si solas la calidad del que los posee. No por ser pobre en cantidad se justifica ser pobre también en calidad. Aristóteles Onassis era un pobre de 17 años trasladado en barco a la Argentina sin ninguna posesión, absolutamente pobre, pero la escasez en cantidad, no justificó su calidad emprendedora, y al emprender el negocio del tabaco, fue ampliando sus proyectos hasta realizar una fortuna.
Calidad y cantidad son dos atribuciones distintas, lo mismo que posesión y pertenencia. Las posesiones de Aristóteles Onassis, no le siguieron al cementerio, pero si crearon en él la experiencia de pertenecerle en sus transformaciones. A Onassis le pertenecen las experiencias de salir al paso vendiendo cigarrillos, o la restauración de barcos o los matrimonios con Athina Livanos, Maria Callas o Jacqueline Kennedy.
Lo que pertenece sin exclusión es la experiencia derivada de lo producido. Al gene le pertenece lo generado, al creador lo creado, al poder lo apoderado, a la autoridad lo autorizado.
La posesión excluye, exceptúa, limita y reduce lo poseído a la voluntad del dueño. La posesión viola el derecho natural de lo adquirido. Las cosas no se poseen, se transforman para el beneficio de Todo. Aquello que beneficia siempre a todo, no perjudica nunca a nadie.

COMO GANAR DINERO CON EL ARTE

Antes de invertir en obras de arte, es necesario comprender el juego de las finanzas en lo que al arte se refiere. Las obras de arte no suben ni bajan sus precios por la sencilla razón de que no tienen precio. El arte no es un articulo ni de primera necesidad, ni regulado por controles de calidad, ni por mercados que definan un precio promedio. El arte no funciona como otros comoditis. Esa caracteristica propia del ate es la que nos permite ganar mucho con una obra de arte.
¿Cómo se multiplican las finanzas del inversionista en arte? Lo primero que se debe conocer es la caracterización o personalidad del artista en el que se pretende invertir. Si el artista es prolijo, prudente, firme e inteligente. Si tiene cierta continuidad dentro del mercado, o ha hecho escuela y vende regularmente, es muy probable que sus precios, en su continuidad vayan en aumento. Si funda una institución de prestigio y esta es reconocida por el ambiente artístico, lógicamente está haciendo historia y eso es en si mismo una inversión, por lo tanto, invertir en él, es transformarse en cooparticipe de su prestigio. Es importante distinguir aquí la diferencia entre prestigio y fama. La fama es útil para el autor y el inversionista en un momento, pero una vez que se pierde, si no hay prestigio que la acompañe, la fama se va y se disipa.
 Si se invierte en autores famosos cuyos trabajos son vulgares, cotidianos, sin oficio o sin calidad, el inversionista arriesga perder lo que invirtió, porque cuando se pierda la fama del conocido, lo que resta es su trabajo y si este, no resulta ser del interés del público, jamás se venderá al precio que se pagó por él cuando la fama del autor a meritaba el adquirirlo a cualquier precio.
Pero si se adquiere una obra de un artista maduro, constante en su trabajo y que realice exposiciones regularmente, la posibilidad de que ese autor aumente sus precios en futuras exposiciones es muy probable. Lo que el inversionista en arte debe hacer es, no solo comprar y guardar la obra, no. El secreto está en vender esa obra cuando el artista realiza una muestra o una exposición. En esos momentos se extiende el interés por el artista y en esos momentos aumenta la demanda y es ahí donde se sube el precio de la obra y se vende para repetir la misma operación con otro artista o con el mismo.
El riesgo de perder la inversión radica en el carácter del autor y en su conocimiento del oficio. Un artista sin oficio, ya está perdido. Invertir en él es perder la inversión, pero un artista firme, determinado a hacer carrera, prudente en la depuración de los oficios y guiado por algún experto que garantice su continuidad, es un volcán de beneficios.
Si se quiere invertir en arte, hay que ir y visitar los talleres, las academias donde se preparan estos potenciales de inversión. Hay que conocerlos, descubrir sus cualidades y sus defectos y dejarse aconsejar por los maestros que los crían y cultivan.  Incluso el mecenazgo de un joven valor o promesa,  hábil en  el manejo de las técnicas y maduro en personalidad, puede ser una inversión muy rentable.

Si necesitas asesoría sobre autores, precios o posibles promesas, nos envías un correo a academiabellasartesmartinsoria@gmail.com     visita www.martinsoria.cl

TEORIA DEL ARTE (RESUMEN)



INTRODUCCIÓN

Vivimos  en un momento histórico en el que la actividad social tolera todo tipo de ofertas,  planteamientos y postulados. Esta realidad es conveniente para unos y no tan convenientes para otros.
Formular una teoría del arte en un ambiente que ha perdido todo tipo de conexiones, es sin  duda un acto de valentía. Atreverse a postular una característica unitaria en el destino de las artes, en un mundo fragmentario, es ir contra la corriente, es navegar en un mar de tiburones. Es sin duda arriesgarse a ser tildado y catalogado de arrogante. Esa realidad se asume en consecuencia al reconocimiento particular de un destino concordante con el orden natural de las especies.
Esperar a que otro par concuerde con tu postulado es, sin duda, gratificante. Pero cuando se establece la concordia con el orden natural, la gratificación no tiene nombre. Esto, sin duda alguna, suena a perogrullo pero, suene o no, es lo que en esta teoría se nos presenta.

En una sociedad   en donde los creativos explican sus obras con un: “esto que he hecho no se ni lo que es, pero está lleno de significado” y en la que se admite la burla  al espectador,  como obra de arte, no podemos esperar nada más que un  ready-made, (objet trouvé o, arte encontrado). Un arte carente de sentido. El problema surge cuando aquello que se encuentra, no tiene mucho que ver con las pretensiones artísticas de la inmensa mayoría que consideran al arte como sinónimo de excelencia.

El arte encontrado, el performance, el happening, actions, fluxus events o body art, son manifestaciones que pueden existir dentro de los límites de sus propias exigencias como cualquier estilo artístico, pero ningún estilo puede pretender asumir la autoridad del deber de ser impuesto como “el Arte”. La única imposición en el arte es la de realizarlo en su autenticidad. El propósito de los propósitos es el de ser satisfecho y el arte opera de igual manera.
La vulgaridad es diferente de lo artístico y lo artístico es diferente de lo vulgar, si por criterio asumimos la voluntad de aceptar cualquier cosa como artístico, obtendremos  como resultado que lo artístico pasa a ser vulgar.
Si en una clase no se evalúa ¿cómo se puede determinar que uno es mejor que el otro? Si a un auto no se le evalúa ¿cómo podemos decir que es mejor que el otro? Si a una conducta no se la evalúa,  ¿cómo podremos decir que es refinada o vulgar? ¿Cómo pretende la historia contemporánea desacreditar la evaluación de los contenidos artísticos? ¿Quién evalúa con más criterio el experto en arte o el ignorante? ¿Quién evalúa con más criterio un auto el experto o el ignorante? ¿Por qué permiten los expertos en el arte que evalúen los procedimientos artísticos aquellos inexpertos en el tema? Sin un criterio definido no se puede evaluar y por lo tanto, todo queda al gusto evaluador del individuo, lo que anarquiza la cuestión.


Esta teoría del arte no fue escrita para documentar una postura frente al arte, sino para que el arte pueda abrirse a la aventura de su propia identidad. Este texto viene a fijar pautas de entendimiento sobre los desempeños artísticos que espero, sirvan para fijar un criterio global evaluativo.







Teoría del Arte
Martin Soria

Se entiende por cultura a la suma de caracteres y costumbres de una determinada agrupación social. Costumbres estas que tienen mucho que ver con la comunicación, con el lenguaje e intercambio del sentir, del comprender y del obrar en pro de un determinado gusto, criterio, ideal filosófico, político o social.
Por cultura se asume también a la totalidad de las manifestaciones humanas, donde se incluyen, la educación, la salud, el trabajo, la religión, la ciencia y el arte. Entre todas
estas manifestaciones, el arte es en suma de importancia, por estar permanentemente en contacto con el ejercicio de practicar y apreciar los Principios de la Creación, originarios de cualquier actividad. Bajo esta perspectiva, podemos entender la importancia del arte en el desarrollo de cualquier cultura.
Sin embargo, la tendencia actual en la enseñanza de las artes ha caído en la tentación de  priorizar la defensa de aspectos fragmentarios o individualistas por sobre el reconocimiento y transmisión de las Razones Constantes e Inmanentes contenidas en el Arte.  La defensa de las libertades basadas en el relativismo social ha tolerado postulados antagónicos  que en su defensa privan  al estudiante de la educación artística, basada en las Constantes Inmanentes contenidas en el desarrollo creativo.
La defensa de cada postulado ha derivado en tantas teorías como postulados, lo que ha transformado al arte en una actividad vulgar.
Lo no vulgar exige jerarquías. Las bellas artes son un estrato jerárquico, el estrato de lo supremo, de lo brillante y de lo excelente. Sin pensamientos profundos razonables, sin ideas brillantes y acertivas y sin trabajos excelentes y admirables, no podemos hablar de arte. La jerarquía tradicional de los principios de la creación, al ser constantes e inmanentes posibilita el entendimiento de los valores contenidos en el arte.

Un arte decadente colabora en la construcción de una cultura decadente. Si esta tendencia global continúa, la cultura no puede sino declinar en todos sus aspectos. Por tanto, para  mejorar nuestra cultura es necesario replantearse el entendimiento de los valores contenidos en el arte, y estos valores basados en los principios de la creación  que por ser constantes e inmanentes garantizan la justificación del postulado, abrirán las puertas a un nuevo entendimiento y replanteamimiento de las artes.

El arte ha sido testigo y protagonista de los logros sociales de cada era. En el Renacimiento por ejemplo, las artes se transformaron en protagonistas, lo mismo ocurrió en la revolución francesa, rusa y socialista. Conocidas son las obras literarias de Máximo Gorki en la revolución rusa o, de Lu Xun en la literatura de la revolución socialista China. Estas contribuciones aportaron al desarrollo de dichas revoluciones y culturas. Por lo tanto, si se pretende volver a la cultura original, o si se postula la creación de una cultura basada en las constantes naturales, es preciso desarrollar una tendencia artística que abogue por el ideal del orden natural inmanente y constante.
El desempeño contemporáneo del arte, sin reglas ni fundamentos, sin razones ni sentido, no puede continuar, porque no puede sustentarse dentro de los parámetros del arte tradicional y mucho menos se sustenta sobre la base del relativismo artístico, puesto que el relativismo como postulado, aboga por la igualdad de valor entre las diferencias y es imposible sustentar esa igualdad entre  lo excelente y lo vulgar, entre lo necesario y lo no necesario o entre lo trascendente y lo anecdótico, entre lo bonito y lo feo.
Esta tendencia vanguardista se está mordiendo la cola. No podemos ignorar en la apreciación del arte al componente evaluativo, sin evaluación no se determina ni la igualdad, ni las diferencias entre las cosas. Al pretender desactivar el criterio valórico del arte, el artista desaparece y se transforma en constructor. Pero el valor del constructor no puede igualarse con el del artista. El constructor construye, el artista produce sensaciones que despiertan el interés por admirarlas, por sentirlas, por descubrirlas y por apreciarlas.
No debemos confundir el admitir la posibilidad de que cualquier persona pueda ser artista, lo cual propone el no discriminar, y eso me parece muy bien, con el admitir que el arte sea el producto de cualquier persona, lo cual propone vulgarizar  la excelencia.  Si pretendemos eso con el arte, porque consideramos que es siempre y para todos valido, entonces, deberíamos pretender eso también con todas las profesiones. ¡Empecemos por el fútbol! ¿Alguno de ustedes postularía que para mejorar la calidad del fútbol es preciso negar las academias y escuelas preparatorias? ¿Qué ocurriría si nos ponemos en contra de las estrellas del balón pié y exigimos que se considere de igual modo a los mejores y peores futbolistas? ¿Qué incentivo tendría entonces el fútbol para los jugadores? ¿A quien le gustaría ver por televisión el peor partido de la semana?

El fútbol como cualquier profesión exige del mejoramiento de sus tecnicismos. Lo mismo exige el arte. Ir en contra de este desarrollo es una postura contraproducente para el arte y para la cultura del país. Los valores profesionales exigen del máximo de satisfacción, del máximo de reconocimiento y del máximo de su realización.
En esta teoría del arte podemos descubrir esos valores constantes e inmanentes en la creación, que establecen las jerarquías de apreciación necesarias para evaluar una obra de arte y evitar la vulgarización de las labores y oficios artísticos.

Teoría del arte en base a la realidad constante e inmanente de los Principios de la Creación.
Toda creación implica tres aspectos fundamentales:
1- El propósito de la creación basado en la necesidad creativa y conducido por el autor.
2- El valor interconector entre creador y obra, que asemeja a ambos en el crear.   
3- La relación de intercambio (dar y recibir) que se establece y posibilita la experiencia del valor con lo creado.
Lo creado es fruto de una necesidad, la necesidad de experimentar el valor de lo pretendido. Toda necesidad obliga a ser satisfecha.
El propósito de la creación entera, si nos dimensionamos en lo universal, podemos deducir que se debe a la necesidad del creador por experimentar valor, el valor de su creación. Valor este, compartido por cada una de las especies naturales de que se compone la creación. Toda especie natural responde a este criterio de esperar y construir valor. Todas las especies crecen en el encuentro con sus necesidades básicas y cumpliéndolas retribuyen al entorno con lo adecuado a su propósito de compartir valor.
La creatividad artística se deriva de esta premisa de experimentar y compartir valor.
Valor es la cualidad contenida en el objeto que satisface a la necesidad del sujeto que la aprecia. Y es por todos compartido que a mayor beneficio, a mayor justicia y a mayor complacencia, mayor satisfacción, por esa razón el artista no se reduce en su creación a representar y realizar imágenes para sí mismo, sino que por el contrario, disfruta al verse valorado, reconocido y aceptado por el máximo de sus colegas, amigos o conciudadanos. Luego, el valor, impulsa al creador a compartir con otros sus experiencias de complacencia. Nos gusta compartir bondades y beneficios, nos gusta compartir verdades y nos gusta compartir alegrías. Esta necesidad altruista e incondicional existe contenida en el valor. El valor no se ve, ni se toca, el valor se establece; no ocupa ni tiempo ni lugar, solo se siente al establecerse la relación interconectiva entre la necesidad y el beneficio. El valor se desprende de la satisfacción de la necesidad, por lo mismo, podemos deducir que el Creador Originario de las especies naturales, también experimenta valor en la satisfacción de la razón creativa que justifica a la necesidad que lo motivó a realizar tan importante obra.
La actividad creativa considera dos aspectos a tener en cuenta en el proceso de su desarrollo. Uno, tiene que ver con la creación de la idea y  el otro, se refiere a la construcción de la imagen. Estos dos aspectos responden a la dualidad contenida en todo acto que considera principio y fundamento como inicio de su consecución.
Inicio y fundamento son dos operaciones que tratan de demostrarnos que ninguna creación sería posible sin un procedimiento en tiempo (inicio, medio y término) y sin una estructura funcional que la posibilite. Esta estructura funcional, es conocida como la estructura base de cuatro posiciones, que nos dice que toda creación predispone las posiciones de un destino (1) propósito o consecuencia a realizar, un (2) sujeto o director que conoce la dirección a seguir en la consecución de su proposición, un (3) objeto o dirigido hacia el destino predeterminado y de un logro (4) o transformación del objeto en consecuencia conectiva con la proposición o destino a lograr y que por lo tanto satisface al sujeto que la cumple.
Esta estructura base de cuatro posiciones en la que cada una de estas posiciones exige de una determinada función a cumplir, junto con el proceso de desarrollo en tiempo, posibilitan la realización de cualquier obra.
Hablemos de las funciones de cada una de estas posiciones.
La función de la primera posición, (1) posición del propósito de la proposición es simplemente la de ser reconocida  siempre valida para todo, lo que la transforma en factible, totalmente beneficiosa y por lo tanto motivante.
La función de la segunda posición, (2) posición del sujeto director o constructor, es la de ser leal durante todo el proceso, inicio, medio y término de su propuesta a la realización completa de la satisfacción de la razón que justifica su necesidad creativa, asumiendo la responsabilidad de realizar completamente su objetivo, en función del cumplimiento de la razón que justificó la necesidad original de realizarlo.
La función de la tercera posición (3) es la de retribuir completamente a la  necesidad creadora del sujeto, respondiendo a la razón de su necesidad original de realizarlo.
La función de la cuarta posición (4) o consecuencia es la de concordar en semejanza, correlatividad y reconocimiento con  la proposición originara.
Esta estructura, que reconocemos con el nombre de  estructura base de cuatro posiciones, o fundamento base de cuatro posiciones se establece en la construcción de la imagen pero anteriormente, ha debido establecerse previamente en la recognición  de la idea.
La proposición de cualquier obra, adquiere el máximo de su valor al ser apreciada por todos los componentes del ambiente externo, es decir cuando beneficia a todas las especies naturales incluyendo a la especie humana por completo y cuando beneficia en consecuencia al creador originario de la obra. Por esa razón es necesario que lo creado se establezca como parte interconectiva con el ordenamiento natural de las especies.

El segundo aspecto fundamental de la creación, tiene que ver con el establecimiento de la semejanza entre creador y proposición y entre causal y consecuencia.
La creación nos muestra  en su manifestación el componente participativo de un orden compartido. El Creador Originario de las especies naturales depositó en cada una de ellas la capacidad de ser auténticas, autónomas y altruistas. Ninguna de las especies necesita de algo más de lo que disponen. Por lo tanto son perfectas en sus funciones, lo que denota la particularidad de un inicio del fundamento también auténtico, autónomo y altruista. En esta similitud encuentran su sentido universal comunitario. Toda especie cumple una función ordenada y que por lo demás es necesaria para el mantenimiento del orden ecológico. Esto manifiesta la naturaleza ordenada del Origen Creador de las especies naturales. De donde se deduce que el artista ha de manifestar aspectos semejantes a su propia naturaleza ordenada y que solo pueden ser reconocidos validos en concordancia o semejanza con la naturaleza propia del autor. Y de esta semejanza en autenticidad, autonomía y altruismo, el apreciador de la obra puede encontrar también en ella, el elemento semejante al que puede reconocer para validarlo y participar de la alegría de la creación. Sin semejanza o parecido es imposible  la recognición y como consecuencia, sería  imposible el apreciar.

El tercer aspecto fundamental para crear es el intercambio de elementos compartidos entre creador y objeto creado. En la creación se establece un dar y recibir entre necesidad y consecuencia, lo cual produce el beneficio en base a la semejanza o concordancia entre lo creado y la proposición.
Este objeto se puede denominar cuerpo multiplicado, porque es consecuencia de la transformación de un estímulo neuroeléctrico en imagen formal o visual, bidimensional o tridimensional. Este cuerpo multiplicado no es ni más ni menos, y por eso lo denominamos así,  que la multiplicación de estímulos, (necesidades, intereses, deseos) que por medio del ejercicio del dominio sobre las virtudes (prudencia, fortaleza y templanza)  y en base a la capacidad de optar por lo que es considerado valido (libertad), transforma el ejercicio de las habilidades sensoriales motrices, en obra de arte; con la ayuda, claro está, de los implementos necesarios para la transformación de la idea en imagen, ya sean colores, sonidos  u objetos.
En base a este procedimiento podemos deducir que el Origen Creador de las especies, transformó sus intenciones en especies naturales que suponen ser los cuerpos multiplicados de su propia autenticidad, autonomía y altruismo.

De este modo se comprende que la base para la creación o para la apreciación, es la relación que se establece entre autor o apreciador y obra en el intercambio del dar atención o dominio (dominio en este caso no constituye imposición, sino conducción en la realización del objeto por el beneficio del objeto en sí)  y en el recibir beneficio, recognición o complacencia.

II Arte y Belleza
A ¿Qué es Arte?
Arte es la actividad emocional de crear y de apreciar valor.
Valor es el vértice central de la jerarquía piramidal de las capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales de la especie humana. A toda capacidad emocional se le hace necesaria la esperanza por sentirse plena. A toda capacidad intelectual le interesa el reconocimiento de las razones constantes e inmanentes y a toda capacidad motivacional se le hace prioritario el cumplimiento del deber. Porque tenemos capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales, exigimos el máximo de complacencia y satisfacción, es decir exigimos el establecer emocionalmente el estado de plenitud, de autonomía (uno con la ley) o de reconocer las máximas constantes universales y de cumplimiento del deber. Exigimos el sentirnos bien, el sabernos seguros y convencidos y el sentirnos realizados o cumplidos, esto es normal en cada humano y natural también en el resto de las especies. Toda especie existente cumple su función en base a la razón que la justifica necesaria, por lo mismo, si somos una especie más del ordenamiento natural, debemos cumplir con la misma exigencia. Curiosamente lo exigimos en los otros, y eso es fácil verlo a nuestro alrededor,  pero no nos lo exigimos a nosotros mismos. Exigimos ser tratados con afecto, porque nuestra capacidad emocional se nutre en ello, exigimos la verdad en la razón porque nuestra capacidad intelectual se satisface en ello, y exigimos el cumplimiento responsable porque nuestra capacidad motivacional así lo exige, pero cuando se trata de exigirnos el tratar al otro, o a los demás con la incondicionalidad afectiva que exigimos para nosotros, o cuando se trata de decir la verdad al otro como nosotros de otros exigimos, o cuando se trata de exigirnos el cumplir con el deber responsablemente de realizar al otro, o a los otros, sencillamente no lo cumplimos. Las capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales, están, pero no están satisfechas.
Las actividades sociales son una proyección de nuestras capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales. Así podemos ver cómo las tres grandes áreas sociales de importancia son, la salud, la educación y el trabajo. La cultura en sí es la suma de sensibilidades, conocimientos y conductas de un sector social. Sensibilidades que suscitan los ideales religiosos, filosóficos o políticos, conocimientos que se desprenden de los estudios y descubrimientos científicos o de la labor docente de los educadores y de los medios de comunicación, etc. Y conductas derivadas de la implementación de normas laborales, sociales o jurídicas de la sociedad.
Derivados también de la emoción del intelecto y de la voluntad son los postulados morales, éticos o estéticos de una sociedad. Sociedad que se sustenta en base a tres aspectos derivados de las mismas capacidades, me refiero al ámbito legislativo, judicial y ejecutivo. Por lo tanto, estas tres capacidades son de suma importancia en el desarrollo comunitario. De estas tres, si es que pudiéramos individualizarlas, porque actúan al unísono,  la capacidad emocional es la que persigue el cumplimiento de las necesidades y es al mismo tiempo, la que disfruta del goce de los beneficios del cumplimiento de sus proposiciones, a este ejercicio se le denomina creación o creatividad y por esta razón decimos que el arte es el mejor instrumento o ejercicio para el desarrollo de la capacidad sensible o emocional. Y es en base a esta premisa que consideramos al arte como la actividad emocional de crear y de apreciar valor o belleza.

Si nos preguntamos cual es el propósito del arte, podemos llegar a la conclusión de que el propósito del arte es el de satisfacer al creador, mediante el cumplimiento responsable de la razón que justifica su necesidad creativa. Lo cual proporciona satisfacción, autonomía y cumplimiento al autor y, a la obra por él creada la califica como auténtica y cumplida de manera autónoma  una con la razón (auto= uno mismo, nomo = ley). De este ejercicio se puede concluir con que el propósito del arte es el de obtener alegría en la relación con el objeto creado. Alegría en la recognición, validez y semejanza establecida entre el sujeto y el objeto creado.

B. ¿Qué es Belleza?
Belleza es una sensación producto de la apreciación de algún valor en lo observado. La belleza es un estado de gozo o de complacencia, de disfrute o de alegría, que se establece en la interconexión de elementos semejantes, concordantes o correlativos entre un sujeto que aprecia y un objeto apreciado. La belleza no está en lugar alguno ni en momento alguno, la belleza se establece en la recognición, en la concordancia o en el vínculo emocional que se establece entre personas o entre una persona y u objeto apreciado. Podemos decir que belleza es una fuerza emocional porque estimula, o activa la sensibilidad del individuo. Es una fuerza emocional derivada del objeto de aprecio, y en este caso es necesario ser bien claro, sin aprecio es imposible que se establezca la belleza. Una puesta de sol pasa desapercibida por quienes no la aprecian, a pesar de estar junto a quienes la aprecian y para quien la aprecia es muy bonita, mientras que para quien está pensando en otra cosa, ni siquiera participó de su belleza. La belleza se establece, no ocupa ligar o espacio.
Decimos que belleza es la fuerza emocional que el sujeto percibe del objeto que aprecia y para percibirla el sujeto ha debido ofrecer su atención, es decir ha debido darse por el reconocer a la belleza del objeto, a ese darse por el reconocer, o validar al otro lo denominamos afecto. Luego, podría decirse que afecto es la fuerza emocional que el sujeto deposita en el objeto a apreciar y, belleza es la fuerza emocional que el objeto retribuye al sujeto que lo aprecia.
Belleza es una sensación de complacencia, pero una sensación que no se reserva a lo meramente lindo, también complace lo verdadero y el cumplimiento del deber, y lo que sirve o lo que satisface por cualquier motivo. Belleza es el calificativo que ofrecemos a las sensaciones de complacencia derivadas del aprecio de sensaciones armónicas. Por esto se acentúa su significación hacia lo bonito o lo bello, lo armónicamente ordenado que complace generalmente a los sentidos visuales, y auditivos. Pero también encontramos complacientes a los gustos ricos de una buena comida, o a los olores agradables de un perfume o la suavidad de un paño de seda, porque entre ellos y nuestras habilidades sensoriales se establece algún grado de correlatividad, reconocimiento o concordancia en armonía, a esa complacencia no la llamamos belleza, sino gusto, aroma o suavidad, pero también complacen y por lo mismo agradan, atraen e interesan. También atraen e interesan las personas inteligentes, confiables, seguras y responsables y no necesariamente deben de ser proporcionadas en consecuencia con un determinado canon de belleza, pero complacen por ser naturales y al establecerse una relación armónica con su naturaleza nos complacen y los sentimos bellos, bello de corazón, bello de servicial, o afectivo.
Por lo mismo, debemos observar a la belleza como una posibilidad, la posibilidad de encontrar un estado de complacencia que nos agrada, interesa y motiva a su experiencia.

C. Determinación de la Belleza
¿Cómo se determina la belleza?
Todo objeto posee un valor potencial que se establece en la recognición del mismo por el apreciador. Ese valor potencial se deriva del  cumplimiento de la necesidad que justifica a la razón de realizarlo, y está inserto en él como atributo potencial que se despierta en la apreciación del individuo que lo valora, que lo reconoce o que lo utiliza y se sirve de él.
Ahora bien, el individuo puede por sobre este mismo potencial, reconocer en ese objeto otras potencias que deriven en atributos de valor superiores incluso a los atributos de valor natural de que dispone el objeto en sí. Por ejemplo: una flor, al ser objeto de una necesidad natural y ser justificada en base al cumplimiento de su razón de ser natural, adquiere el valor de ser flor u objeto del Creador que la origina, pero esa misma flor, adquiere un valor adicional o distinto, en el servir como instrumento del afecto conyugal hacia la pareja y en esa circunstancia el cónyuge valida el sacrificio de ofrecer su trabajo a cambio de la flor. Lo mismo ocurre con el arte, en la música un sonido, que independientemente del resto de los sonidos es solo un ruido, adquiere en la armonía del conjunto la validez de una canción, o en la pintura un puñado de tierra mezclada con aceite, se transforma en la armónica relación de sus complementariedades, en obra de arte subastada por un monto de valor inexplicable.
La belleza es por lo tanto, fruto de la relación de dar afecto y recibir beneficio entre un sujeto que aprecia a un objeto que retribuye con algún valor.

D. Los Elementos de la Belleza

La belleza ni ocupa espacio ni tiempo, se establece en el contacto determinado por la relación entre apreciador y beneficio. Lo que estimula al creador-apreciador de la belleza es la concordia o reconocimiento entre el propósito del autor o apreciador y la consecuente validez del objeto creado o apreciado. La realidad de la belleza se manifiesta en el agrado del apreciador.
Los elementos que provocan tal agrado pueden ser tangibles e intangibles. Tangibles como una escultura o intangibles como la música, pero además existen elementos temporo-espaciales que posibilitan el agrado del apreciador como por ejemplo el recuerdo de una imagen visual o la imagen producto de la imaginación, así como la imagen en el espacio de un cuadro. En cualquier caso el agrado en el apreciador es derivado del valor  que se desprende de la relación entre el sujeto que aprecia y el objeto que retribuye con algún tipo de beneficio, ya sea este emocional, intelectual o de servicio.
La belleza se produce en tanto la retribución de los valores derivados del objeto establece una relación armónica con el sujeto que lo aprecia. El establecimiento de concordia, correlatividad y reconocimiento, instaura el beneficio compartido entre el creador-apreciador y el objeto creado o apreciado y de esta concordancia, recognición y parecido, se constituye la relación armónica necesaria para que se experimente el sentimiento de belleza.
 Aristóteles, lo expresó en su  libro “Metafísica”: “Las formas que mejor expresan la belleza son el orden, la simetría, la precisión.” Y, Herbert. Read dijo al respecto: “La obra de arte tiene un punto imaginario de referencia (análogo al centro de gravedad), y alrededor de este punto las líneas, superficies, y las masas, están distribuidas de tal forma que permanecen en perfecto equilibrio. El propósito estructural de todos estos modos es la armonía, y la armonía es la satisfacción de nuestro sentido de la belleza”. Ambos coinciden en que la armonía es un elemento fundamental en el reconocimiento de la belleza.


III. El Propósito Dual de la Actividad Artística: Creación y Apreciación
La actividad artística se deriva de dos naturalezas complementarias, la naturaleza creativa del autor y la naturaleza apreciativa del observador. Ambas naturalezas son indivisibles, puesto que al crear se aprecia lo creado y al apreciar se crea una imagen significativa de lo apreciado.
¿Porqué razón existen estas dos naturalezas creación y apreciación en la actividad artística? ¿Porqué razón es necesaria la apreciación y la creación? ¿Porqué razón son ambas indivisibles o inseparables?
Bajo el punto de vista de los Principios de la Creación, la actividad artística se realiza en base a la necesidad por experimentar valor mediante la obligación de realizarlo. Toda ley contiene deberes y derechos, obligaciones y beneficios, lo mismo ocurre con el valor. Valor es una constante inmanente y por lo mismo es ley. El valor, como toda ley, contiene deber que se expresa mediante la necesidad y derecho expresado mediante el beneficio, por lo mismo, el creador capta la necesidad de crear en base a la necesidad por experimentar valor y solo puede experimentar valor luego de realizar el beneficio en el objeto que crea y aprecia.
El deseo por realizar valor beneficia a todas las especies y la experiencia del beneficio de lo creado beneficia a quien lo aprecia. Esta realidad se deriva del propósito dual de las especies que nos dice que toda especie ha de cumplir con el propósito de conjunto para realizar su  propósito individual.
El propósito dual de las especies naturales, existe contenido en la especie humana desde su origen y esta es la razón del porqué el hombre, ser humano,  necesita de la realización del valor, en función de la experiencia de realizarse como humano.
Para realizarse, el ser humano debe satisfacer las capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales, o de libre voluntad.
 La capacidad emocional se satisface en el reconocimiento y cumplimiento de la máxima necesidad constante; la máxima necesidad constante en todos los humanos es la de vincularse filialmente, fraterno-conyugalmente y paternalmente. Sin la consecución o establecimiento de estos tres vínculos en el afecto incondicional, la capacidad emocional del ser humano no puede sentirse satisfecha.
La capacidad intelectual del ser humano se asegura y confía en el reconocimiento de la razón constante que valida la naturaleza del ser humano, en función del cumplimiento de las necesidades naturales que justifican  la necesidad de ser especie humana natural, o lo que es igual se convence en el reconocer cual es el origen, la identidad y  el propósito original de la especie humana. Sin el reconocimiento de estas bases, el intelecto humano no puede estar seguro de si mismo.
La capacidad volitiva del hombre espera el cumplimiento del deber de ser humano.
El deber de ser humano se cumple en el establecimiento del vínculo filio-paternal incondicional, mediante el establecimiento del vínculo incondicional entre cónyuges.
La incondicionalidad en el vínculo, faculta al mismo con el contenido natural que lo hace ser compatible con la naturaleza incondicional de las especies naturales.
Estas necesidades básicas fundamentales existen contenidas en el valor de ser persona y toda actividad humana se enfoca en la consecución de este vértice piramidal.
Las artes son el medio de ejercitar la incondicionalidad en el darse por el beneficio del objeto a realizar. La ciencia es el medio de darse en la incondicionalidad por el reconocimiento de la razón valida o constante, y la filosofía, es el medio para el reencuentro con el verdadero ideal de ser auténtico. La moral es el medio para reconocerse y realizarse a sí mismo en base a la función de ser auténtico, autónomo y altruista; la ética es el medio para establecer correctas relaciones sociales o interpersonales, basadas en el beneficio compartido que responde a las razones constantes naturales, y la estética es el medio para la consecución del ejercicio del dominio sobre el celo y sobre los instintos físicos. Estas tres áreas de influencia en la naturaleza humana han de ser prioritarias en el desarrollo de cualquier actividad artística. El arte busca y pretende lo supremo, lo maravilloso, lo soberbio. Busca transmitir sentimientos profundos, ideas brillantes y trabajos excelentes, para gloria del valor máximo absoluto, para gloria de lo pleno, lo autónomo y lo cumplido. ¿Porqué? Porque el ser humano necesita sentirse pleno, autónomo y cumplido.
La creación se establece en base al deseo natural por realizar valor y la apreciación se desprende del deseo natural por experimentar valor. El deseo natural por crear y apreciar valor proviene del propósito dual originario de las especies naturales. Del propósito de conjunto surge la necesidad de realizar valor (crear) y del propósito individual surge la necesidad por apreciar valor. Lo que es necesario de entender en este caso es que la satisfacción del apreciar valor, se desprende de la realización del mismo, por lo tanto, el realizar valor es prioritario por sobre la experiencia de apreciar valor derivada del mismo. Luego, el cumplimiento del propósito de conjunto es por sobre la realización del propósito individual.
Las artes, al ser la expresión de lo excelente, de lo supremo y de lo maravilloso, son apreciadas por todos, como estándar paradigmático del crecimiento y desarrollo humano, y por lo mismo, al satisfacer al propósito de conjunto, se engrandecen en mérito sus valores.
De esta naturaleza de privilegiar el beneficio del conjunto por sobre el beneficio personal se derivan las actividades sociales tan atractivas para el arte y oficios humanos.
¿A qué profesional no le agrada ser reconocido por sus pares? ¿A qué profesionales se admiran y respetan, a los reconocidos públicamente o a aquellos ignorados? Consciente o inconscientemente, el hombre busca servir al conjunto porque en el ejercicio del servir encuentra más valor que en su propia apreciación. Lo que no quita que necesite de su propio beneficio, pero la norma natural dispone que el beneficio propio es consecuencia del establecer un beneficio compartido.
De lo dicho se puede deducir que el apreciar satisface a uno y el crear objetos de bondad, bien hechos, beneficia a muchos, lo que repercute en el beneficio de uno.

El propósito dual de las especies se origina en la necesidad del valor por realizarlo. El Origen Causal del universo, es valor en sí, valor que se manifiesta en la energía como imagen, pero valor en sí, y porque vale es necesario, pero porque vale justifica la necesidad de realizarse y por esa razón es necesario realizarlo.
Necesidad y beneficio encierran todo el aparato emocional, intelectual y volicional exigido en la consecución de la apreciación del valor, y únicamente en la satisfacción de las necesidades emocionales naturales, en la satisfacción del intelecto autónomo y solo en la satisfacción del cumplimiento de  la voluntad responsable, se puede realizar el valor absoluto de plenitud, justicia y cumplimiento.

El ideal original de las especies naturales está basado en el cumplimiento de este propósito dual, de satisfacer al beneficio global de las especies y de satisfacer las propias necesidades individuales en consecuencia a la construcción del beneficio global.
Al ser reconocida esta necesidad y jerarquía, el artista puede emprender su labor creativa con el sentido de misión, buscando y estableciendo actividades creativas en función del beneficio de las especies naturales y de la especie humana para colaborar en la reconstrucción del ideal original de la creación.

IV. Requisitos para la Creación
A. Requisitos para el Autor Sujeto de la Creación
1-Motivo, Tema y Plan
La creación de cualquier obra se fundamenta en la necesidad que motiva a crear. En base a esa necesidad, o  motivo por el cual crear, se desarrolla un proceso en tiempo y las estructuras que posibilitan la realización del propósito o propuesta creativa. El motivo de crear se basa en alguna razón que lo justifica como necesario, y esa razón es el tema a tratar. En base al motivo de crear algo, ese algo, es transformado en imagen, sonido o manifestación artística. El tema adquiere en este caso la propiedad de ser el centro propositivo de la actividad creativa.
En la creación original de las especies también existió una necesidad creativa, la necesidad de establecer valor en la realización de las especies para que este pudiera ser compartido por todas y cada una de ellas y de este modo, satisfacer al autor de la obra.
Aparentemente podría pensarse que el motivo de la creación de las especies fue egoísta, porque se pretendía experimentar valor luego de su creación, pero la realidad nos dice que  no es así. Esto se debe a que la especie humana, el broche que enlaza al universo físico con el universo psicológico, está dotado de libertad, y es en esa libertad, donde se deposita la posibilidad o no de experimentar valor. Lo mismo ocurre con nuestros hijos, uno los cría a la espera de que maduren y se vinculen voluntariamente con uno, pero no se les puede  imponer que se vinculen. El vínculo está basado en la confianza y la confianza en el respeto responsable, sin estas condiciones no se establecen los vínculos afectivos, por lo mismo, la naturaleza del creador de las especies es completamente incondicional.
El artista, se motiva en base a la esperanza del estímulo complaciente que le conduce a obrar. Ve algo bello y se estimula, quiere igualarlo y lo realiza, lo realiza porque espera la sensación de agrado que se deriva de su imaginación. La imagen mental produce en él la esperanza de realizar el valor que supone dentro de la obra. Ese es su motivo, lo imagina y transforma en imagen visual, ahora está claro el tema. Y para lograrlo ha de transformar algunos materiales en objetos de construcción, ladrillos en edificio, pigmentos y aceite en colores, gráficos en significados, ruidos en armonías, etc. Ese es su plan. Pero no olvidemos que detrás de todo el artificio constructivo, se encuentra el hilo conductor del proceso, el cumplimiento del propósito de crear algo que le complazca, que reconozca valido o que le sirva. La fuerza motriz y motora del andamiaje es siempre la misma, el valor.

En la construcción de la imagen visual interna, intervienen relaciones emocionales, intelectuales y motivacionales, asociadas en la reflexión y discernimiento en base al estándar de valor contenido en la conciencia del autor, que son las que determinan la validez del juicio que justifica la realización de la necesidad propositiva.
Esta relación entre la conciencia del valor y la sensación, conocimiento o beneficio manifiestos en la consecución de la obra, se establece en base a las cuatro posiciones antes mencionadas de causa y consecuencia mediante la relación  sujeto objeto.
La causa es en este caso la necesidad o motivo a realizar, el sujeto es la conciencia del autor, el objeto es la proposición y el logro o consecuencia es la transformación del objeto en obra de arte. Esta estructura base de cuatro posiciones se establece a nivel interno, en la imaginación del creador y después, se establece a nivel externo en la transformación de la idea en imagen física.
La estructura base de cuatro posiciones es el fundamento que posibilita al inicio propositivo, el transformarse en consecuencia. Del mismo modo que no hay nada en el intelecto que no haya pasado antes por los sentidos, ninguna realidad puede llegar a ser si no es mediante el establecimiento de la estructura base de cuatro posiciones.

2.Conciencia Objeto
Crear arte, es una actividad que pretende los más altos logros y que por lo mismo, beneficia al ser humano, pero, no solo debería de beneficiar al ser humano sino que por sobre este, la creación artística debe beneficiar al resto de las especies, porque los valores perseguidos en la consecución y realización artística, son los más elevados, es decir se busca Plenitud, Autonomía y Cumplimiento del deber responsable. El cumplimiento del deber responsable obliga al arte a fijar su dirección en el destino del mejoramiento natural de las especies, y de ese modo la gratificación se puede reconocer como universal y trascendente. Los más altos logros de creación derivan en los más altos estados de apreciación y satisfacción. Ese es el destino original del arte que beneficia siempre a todo. Este ideal artístico, no es el ideal contemporáneo, pero si es el ideal trascendental del arte y por eso será admitido por aquellas personas de conciencia sana, educada y responsable. Este ideal del arte, es coincidente con el ideal de las especies naturales y es por eso que el artista con sentido común lo pondrá en práctica y participará del beneficio derivado de sus aciertos. Pero no es una teoría del arte contemporáneo, a pesar de ser tan contemporánea como la que más.
El artista bajo este prisma se considera objeto de la realización del ideal de la creación, estableciendo los procesos y estructuras necesarios para la realización de la máxima necesidad artística valida para todo, en función de la razón máxima constante y cumpliendo con el deber de colaborar en la construcción y establecimiento de los valores absolutos de plenitud autonomía y cumplimiento del deber. En la realización de esta máxima, el artista se transforma en el objeto de su propuesta. En el objeto del beneficio incondicional compartido. De este ejercicio se deriva la conciencia objeto del autor.
El artista, desde la posición de individuo, de ser uno frente a la especie humana (todos los humanos) o desde la posición de ser humano (uno) frente a la diversidad de las especies naturales (todo) se debe considerar objeto del beneficio natural de las especies y frente a la necesidad del beneficio compartido ha de operar en consecuencia de manera responsable, haciendo uso de su libertad de opción. El artista no puede aislarse ni ocultarse a esta realidad, él está inserto en el ordenamiento natural de las especies y él es el único capaz de dominarlas, comprenderlas y ordenarlas. Dominar u ordenar a las especies no es utilizarlas arbitrariamente es conducir la realización de su ejercicio en función del cumplimiento del Propósito de la Creación. El artista no puede ignorar el Propósito de la Creación, porque si lo ignora, no podrá lograr los valores máximos en su desarrollo.
El artista en primer lugar ha de realizar trabajos que beneficien al conjunto de las especies naturales, en segundo lugar ha de fijar su atención en realizar trabajos que beneficien a la especie humana, en tercer lugar ha de realizar trabajos que beneficien a su cultura, en cuarto lugar a su nación, en quinto lugar a su pueblo, en sexto lugar a su tribu, en séptimo lugar a su familia y en octavo lugar a sí mismo, esto si es que espera realizar y recibir el máximo de valor. Por esta razón es necesario que el artista adquiera la naturaleza de la conciencia objeto.
La conciencia objeto reconforta al equilibrio natural de las especies que han estado sufriendo los atropellos de una especie humana insuficiente, inmadura y egoísta.
El establecimiento del equilibrio natural beneficia siempre a todos y por la ignorancia del hombre, ha sufrido la extinción  masiva de ejemplares y familias necesarias para el equilibrio del ecosistema, pero además, el ser humano ha padecido el dolor de sus errores durante la historia de generaciones. El artista ha de colaborar en el establecimiento del equilibrio natural ecológico devolviendo la posibilidad de experimentar alegría confianza y beneficio a la humanidad y al resto de las especies.
Devolviendo el equilibrio a la naturaleza del universo, devolvemos también el equilibrio a la naturaleza de su autor y ese ejercicio se nos puede reconocer como seres responsables de cumplir con el Ideal de las Especies.
En segundo lugar, el artista debería reconfortar a las conciencias de quienes en la historia se esforzaron en entender al hombre, en el sufrir las consecuencias de ser perseguidos, torturados o asesinados por salir al frente y enunciar y denunciar los errores de la historia. Hombres justos, sabios y responsables que posibilitaron la apertura de las conciencias a un estrato de pensamiento superior y más humano.
En tercer lugar, el artista debe tener la actitud de expresar y magnificar las conductas ejemplares de mártires o patriotas, de descubridores que por su nobleza sean ejemplos a imitar.
En cuarto lugar, el artista ha de convertirse en el modelo ejemplar a imitar en la reconstrucción del equilibrio natural, transformándose en un ejemplo moral, ético y estético para la humanidad. En esta conducta el artista recibirá el beneficio proporcional al merito de sus logros, y ese beneficio se mantendrá de generación en generación para gloria de su persona y gloria también de la humanidad a la cual pertenece.

3. Individualidad
Cada creación artística refleja las individualidades del creador, así como el artista persona es un ser creado con las individualidades semejantes a las Individuales del Creador. Esta norma se deriva del principio de causa y efecto que nos dice que toda causa es al efecto así como el efecto refleja los aspectos de su causa originaria. El ser humano, refleja aspectos de dominio en el ejercicio de su libre voluntad, aspectos de razón absoluta en el entendimiento de las razones constantes e inmanentes y aspectos de intencionalidad, selectividad y poder en el ejercicio de captar las necesidades máximas globales y resolverlas para el beneficio del equilibrio natural de las especies. Estas capacidades, transforman al ser humano en legítimo heredero de la creación, a la cual puede construir o destruir según sea su disposición acertiva o errática frente al planteamiento de los principios de la Creación.  De este raciocinio podemos admitir a la naturaleza individual humana como semejante a la naturaleza original de la creación. Y elevar en ella la condición del ser humano a la condición de ser supremo en la determinación del equilibrio natural.


B. Requisitos para el Objeto de la Creación
La obra de arte, al ser objeto del artista, debe ser consecuente con las condiciones y atributos del creador originario de la misma. El artista es la suma de sus sensibilidades, conocimientos y experiencias y estas, a la vez, componen los recursos de que se sirve el autor para crear. A estos atributos de carácter se les denomina recursos internos y a los atributos de construcción, habilidades y materiales, se les denomina atributos externos.
Los componentes externos han de concordar y armonizar perfectamente con la proposición del artista para que se establezca la unidad en el vínculo creativo.
Pero hemos dicho que el artista ha de enfocar su producción en la consecución de los máximos valores de plenitud, autonomía y cumplimiento del deber de beneficiar al equilibrio natural lo cual exige que el artista en su creación considere también el establecer la armónica relación con sus apreciadores. En esta construcción se establecen sistemas de equilibrio armónico como la composición áurea o, los ordenamientos cromáticos, tonales, gráficos o de contrastes. Se establecen ritmos, secuencias en movimientos, argumentos estos que cooperan en el equilibrio de las diferencias esencial en el establecimiento de la belleza.
El objeto creado ha de contener en el ámbito de las artes plásticas al menos, los atributos de valor dual temático al mostrar un tema de características trascendentes que denote la individualidad del artista, los atributos de valor dual compositivo que manifiesten la composición de la idea, así como la composición armónica de la imagen, los atributos de valor dual gráfico que manifiesten la precisión y la destreza en el trazo. Los atributos de valor dual tonal que manifiesten el equilibrio entre los altos contrastes y los bajos contrastes; los atributos de valor dual cromáticos que muestren en su justa medida los equilibrios entre los colores calidos y los colores fríos.
Además de los atributos de valor dual por oficio que demuestre el conocimiento de la compensación entre lo depurado e inmediato del oficio, el valor dual comunicativo que establece una propuesta en equilibrio entre sus componentes objetivos y subjetivos.
Otro de los grandes valores a considerar es el del valor dual en la originalidad y cuando hablamos de original, no nos estamos refiriendo a novedoso, lo novedoso es algo nuevo y lo original es algo que pertenece a un origen, lo original ha de mostrar en armonía el refinamiento del individuo junto con la espontaneidad de lo inmediato.
Además de estos valores existen contenidos en la obra otros valores subjetivos que tienen que ver con la emoción, con el intelecto y con la voluntad, que son valores por significación, por sensibilidades correlativas o por beneficios derivados del servicio que manifieste la obra. A estos valores se les podría añadir el que se establece en la armónica relación entre el objeto y el apreciador que la reconoce valida.

C. Técnicas, Materiales, Estilos de Creación
1. Técnica y Materiales
La estructura base de cuatro posiciones exigida en el reconocimiento de la idea, se repite en la transformación del objeto en imagen. Mentalmente, la conciencia paradigma del valor, en la posición sujeto, establece una relación de dar y recibir con la imagen interior centradas en la proposición de un tema o idea. Posteriormente, la idea y la imagen, establecen una relación de dar y recibir en base a la consecución y transformación de la idea en imagen. Todas Las actividades creativas se establecen en base a este proceso.
Incluso las actividades empresariales, manufactureras, o industriales siguen la estructura dual de la creación. En todos estos casos se establecen bases de cuatro posiciones internas y externas.
En la transformación de la idea en imagen intervienen servidores internos como son la prudencia o servidor de la opción valida, la firmeza o servidor del proceso de desarrollo y la templanza o servidor del equilibrio entre las diferencias sujeto objeto. Estos servidores internos se denominan virtudes y facilitan la construcción de la idea.      Estos mismos servidores internos coparticipan de las habilidades sensoriales externas, (vista oído, olfato, gusto y tacto) en la transformación de la idea en imagen.
Además de los servidores internos y de las habilidades externas son necesarios instrumentos o útiles que faciliten el desempeño de la técnica adecuada a cada fabricación.
A los servidores internos se les denominan habilidades tipo sujeto y a las habilidades externas se les denomina habilidades tipo objeto. Lo mismo ocurre con la idea (sujeto) y la imagen (objeto). La idealización o construcción de la idea va a depender de los recursos experienciales del autor, memoria, capacidad de discernimiento asociación, sensibilidad, capacidad de raciocinio, sentido común, desarrollo de la conciencia etc, a estos aspectos servidores de la construcción de la imagen se les denomina aspectos tipo sujeto y a los instrumentos, colores, sonidos movimientos y demás aspectos físicos que colaboran en la realización de la obra se les denomina aspectos de tipo objeto. Los aspectos tipo sujeto son prioritarios y conductuales y los de tipo objeto son conducidos y retributivos.

2. Estilos y escuelas de la creación artística
La expresión artística utiliza lenguajes significativos propios al individuo que producen estilos diferentes tanto en la concepción de la idea como en la realización de la imagen.
Las diferencias son derivadas de la estructura base de cuatro posiciones que se establece entre la conciencia del individuo y los atributos de valor que determinan su emoción, su intelecto o su voluntad. En este sentido podemos afirmar que la realización de una labor artística será siempre diferente en algún aspecto a la de su inmediato. Pero de dentro de estas variantes, existen algunos parecidos en la proposición técnica del  contenido, y estas similaridades han conformado los llamados estilos artísticos en sus variantes propositivas.
Algunos de estos estilos son:
a) Clasicismo
El Clasicismo se refiere a la tendencia artística propia de los siglos XVI y XVII, de
seguir los ejemplos de las formas de expresión del arte Greco-Romano. El clasicismo
concede gran importancia a la unidad de equilibrio y forma. Una obra de literatura
representativa es el Fausto de Johann W. Von Goethe. (1749-1832). Entre los pintores
cabe mencionar a Jacques L. David (1748-1825) y Jean A. D. Ingres (1780-1867).

b) Idealismo
El idealismo era el estilo que buscaba expresar la belleza perfecta, idealizando la naturaleza humana y el ambiente en el cual se inserta.
Muchos de los artistas del Renacimiento y del Barroco fueron idealistas, por ejemplo, los hermanos Carracci, Guido Reni, o Domeniquino, Domenico Zampieri, que motivados por separarse del tenebrismo naturalista de las visiones caravaggistas se fijaron más en las pinturas de Raphael  y Miguel Ángel. Los Carracci fundan la Accademia degli Incamminati, es decir la academia de los iluminados, en oposición a la Academia de San Lucas romana, creada en 1478 por Girolamo Muziano, como si los demás se mantuvieran en las tinieblas de la ignorancia.  
c) Romanticismo
Como una reacción en contra de la visión centrada en la forma del clasicismo, el
romanticismo (siglos XVIII y XIX) buscó una vívida expresión de las pasiones interiores.
Entre los románticos, podemos mencionar a Victor Hugo (1802-1885), al poeta Lord
Byron (1788-1824), y al pintor Eugene Delacroix (1798-1863)
d) Realismo/ Naturalismo
El realismo es la tendencia a retratar la realidad tal y como es. Este estilo actuó
como reacción frente el romanticismo, en la última mitad del siglo XIX. Artistas
representativos de esta escuela fueron los pintores Jean B. C. Corot (1796 -1875), Jean
F. Millet (1814-1875) y Gustave Courbet (1819-1877), así como el escritor Gustave
Flaubert (1821-1880). El estilo del realismo abrió las puertas al positivismo y
cientificismo, desembocando en el naturalismo. Un escritor representativo de la escuela
del naturalismo fue Emile Zola (1841-1920). En el área de las bellas artes, no hubo
distinción entre realismo y naturalismo.
e) Simbolismo
El simbolismo apareció a finales del siglo XIX y duró hasta comienzos del sigloXX,
como reacción frente al realismo/ naturalismo. La escuela de literatura del simbolismo,
buscó expresar los sentimientos a través de símbolos, abandonando las tradiciones y
formas del pasado. Un representante de esta escuela, es el poeta Arthur Rimbaud (1854-
1891)
f) Impresionismo
La escuela del impresionismo, consideró que la verdadera imagen de las cosas era la
imagen capturada en el instante, y se propuso expresar las impresiones momentáneas de
formas y colores. Este movimiento se extendió a finales del siglo 19 principalmente en
Francia. Edouard Manet (1832-1883) y Claude Monet (1834-1883) son pintores
representativos de esta escuela.
g) Expresionismo.
Contrariamente al impresionismo, que representaba las impresiones que venían de
fuera, el expresionismo quiso expresar el lado interior. Surgió como una reacción al
impresionismo en los comienzos del siglo XX. Los pintores Vasily Kandisky (1866-
1944) y Franz Marc (1880-1916) así como el escritor Franz Werfel (1890-1945) son
artistas representativos de esta escuela.
h) Cubismo
El cubismo, movimiento de arte culto de principios del siglo XX, se dedicó a
descomponer temporalmente los objetos en formas simples, y recomponerlos de acuerdo con la subjetividad del artista. El pintor representativo de esta escuela es Pablo Picasso
(1881- 1973)
i) Universalismo
El estilo artístico derivado de esta Teoría de Arte es el Universalismo, que
es el estilo donde idealismo y realismo están unidos, centrados en los Principios de la
Creación.
Puesto que el universalismo se propone la realización del equilibrio natural de las especies, debe considerar la realidad o lo real como un aspecto importante. Por
lo tanto, el Universalismo es realismo. Pero al mismo tiempo, tiene el ideal de
reestablecer la condición humana original. Luego, es un estilo idealista
también. Por tanto, la conexión entre la  realidad e ideal, es la actitud creativa que concuerda con los Principios de la Creación.
Un Universalista representaría la esperanza del ser humano, frente a la posibilidad de transformar la fragmentación de un mundo disfuncional en operante y eficiente, en el establecimiento de un orden armónico y consecuente con las razones constantes sostenedoras del equilibrio natural de las especies.
El Universalismo está basado en la Incondicionalidad Afectiva, es decir en las conductas normadas que benefician siempre a todo. En este beneficiar al otro se exige alguna dosis de condimento romántico, pero no en el sentido sensorial, sino en el sentido conductual responsable. El universalista busca afecto, confianza y responsabilidad en el cumplimiento de los deberes naturales, lo que no tiene mucho que ver con la connotación tradicional de romanticismo.
En el origen creador de las especies existió alguna dosis de idealismo en el sentido de esperar el cumplimiento responsable del ideal de la creación y alguna dosis de realismo al esperar que el hombre se hiciera consciente de las realidades fundamentales constantes e inmanentes, de las cuales participa. Por ese motivo la unidad entre realidad e ideal, nos permite la posibilidad de expresar aspectos de valor que en su potencial original denotan alguna dosis de idealismo y en la experiencia se transforman en realidad experiencial.
La postura universalista de este postulado no excluye la admisión de estilos derivados de la conducta y oficios artísticos originales, todo lo contrario, lo que promueve es una norma que posibilita la llegada al destino de establecer un equilibrio entre las diferencias naturales.

V. Requisitos para la Apreciación
La apreciación de una obra de arte, se realiza a través de una acción de dar
y recibir; entre un sujeto y un objeto, por lo tanto, para apreciar, ambos necesitan de ciertos requisitos.
A.      Requisitos para el sujeto
La apreciación exige de una disposición atenta de respeto y análisis, de interés y criterio, de motivación y disfrute de los beneficios proporcionados por la obra a apreciar. La buena disposición frente a la obra hace posible el hallazgo de valores. Mirar un cuadro, escuchar una melodía, o admirarse frente a la armonía de la creación exigen de atención. La atención puede brindarse en un estado de moderación, tranquilidad y respeto. Estar atento es una actitud afectiva, es una manera de darse por recibir algo del otro, darse por escucharlo, por conocerlo, o por entenderlo. Uno de los primeros requisitos para apreciar es la atención.
Pero la atención por si sola no es suficiente para apreciar una obra de arte, para poder reconocer aspectos delicados de la obra se necesita de un criterio, de una formación e información. Luego de entender que el arte pretende transmitir sentimientos profundos, ideas brillantes y trabajos excelentes, es preciso reconocer que para apreciar la obra en toda su extensión, es necesario que el apreciador esté preparado para entender los trabajos excelentes, porque entiende del oficio, las ideas brillantes, porque está educado y los sentimientos profundos porque está dotado de una sensibilidad similar, capaz de reconocerlos.
Al apreciar una obra podemos encontrar aspectos de valor objetivo y aspectos de valor subjetivo. Los aspectos de valor objetivo son los que se desprenden directamente de la obra, en su contexto físico, me refiero a los valores por imagen, oficio, color etc y los valores subjetivos tienen que ver con el aporte del apreciador que por recordarle ciertas cosas le añade un valor agregado a la obra. Entre estos valores subjetivos encontramos un gran número de justificativos, por ejemplo el hecho de que el trabajo pertenezca a una persona famosa, o que la obra pertenezca a un determinado periodo cultural.
Y por último, podemos considerar como requisitos del apreciador, el buen estado de salud tanto mental y física, para que los sentidos puedan transmitir a las capacidades sensibles los estímulos necesarios para la recognición de los valores contenidos en el objeto apreciado.

B. Requisitos para el Objeto
El objeto creado u obra de arte requiere en especial la condición de ser concordante con el propósito original que lo realiza.  Estableciendo esa relación armónica entre sujeto creador y objeto creado, la obra de arte se establece integra. El objeto ha de reflejar los aspectos de satisfacción, reconocimiento y eficacia que el sujeto espera de él.

C. Juicios de Belleza
En base a la premisa de que “el valor se determina a través de una relación
correlativa entre el sujeto y objeto” (la relación de la acción de dar y recibir), la
belleza viene determinada, por medio de la acción de dar y recibir entre el apreciador
(un sujeto con los requisitos arriba mencionados para el sujeto) y la obra de arte (un
objeto con los requisitos arriba mencionados para el objeto). Es decir, el juicio relativo a
la belleza, se establece cuando se cumple el deseo del apreciador que busca la belleza, a
través del estímulo emocional que proviene de la obra de arte. El estímulo emocional
que viene de la obra de arte, se refiere al potencial de belleza contenido en la obra de
arte. Por tanto, la belleza en sí misma no existe objetivamente, no obstante los elementos de belleza que existen en la obra de arte se transforman en experiencia de belleza, cuando el apreciador juzga que son bellos.
A continuación mencionaré las diferencias entre un juicio de belleza y un juicio de
cognición. Un juicio de cognición (juicio cognitivo) se realiza a través de comparar los
elementos internos-prototipos (sujeto) con los elementos externos-contenido sensorial
(objeto). Un juicio de belleza (juicio estético), también se lleva cabo por el mismo
proceso de comparar entre un sujeto y un objeto.
Cuando se realiza un juicio cognitivo, la facultad del intelecto participa de forma
más activa en el proceso de comparar, que las otras facultades. Sin embargo cuando la
facultad de la emoción es la más activa, se dice entonces que es un juicio estético. Es decir, cuando los elementos físicos del objeto son percibidos intelectualmente, se realiza un juicio cognitivo, y cuando son percibidos emocionalmente, se realiza un juicio estético.
Sin embargo, como las facultades intelectual y emocional no pueden separarse
totalmente, un juicio estético siempre va acompañado de un juicio de conocimiento o
cognición. Por ejemplo, el juicio estético de que “una flor es hermosa”, va acompañado
de la cognición de que “esto es una flor”, o “esta flor es una rosa”.

VI La Unidad en el arte
En toda actividad artística, hay varios aspectos correlativos involucrados en la
creación artística, como creación y apreciación, contenido y forma, universalidad e
individualidad, eternidad y temporalidad. Estos aspectos (elementos) correlativos
originalmente estaban en unidad, no separados. Sin embargo, hasta el presente, la
tendencia en las actividades artísticas ha sido separar estos elementos correlativos, o
resaltar uno sobre otro, o uno en particular. Por consiguiente esta Teoría del Arte
clarifica la naturaleza de unidad entre esos aspectos correlativos.


A. La Unidad de Creación y Apreciación
Por lo general se ha considerado que la creación es la tarea del artista, y la
apreciación del público. Sin embargo, desde la perspectiva natural de la creación, ambos, creación y apreciación, son simplemente dos momentos en la actividad de
dominio. A fin de ejercer el dominio sobre algo, son necesarios los dos aspectos
correlativos de cognición y práctica, y en el campo del arte en particular, la cognición y
la práctica que están centrados en el parámetro rector emocional de la conciencia, son la apreciación y la creación.
La cognición y la práctica, forman los dos circuitos recíprocos de la acción de dar y recibir, que se establecen entre el sujeto (el ser humano) y el objeto (todas las cosas). Por lo tanto, no puede haber práctica sin cognición, ni cognición sin práctica. Consecuentemente, en la actividad artística, en la relación entre creación y apreciación, no puede haber apreciación sin creación, ni creación sin apreciación.
El artista durante el proceso creativo, aprecia su  idea y la imagen de su trabajo, y el que contempla o aprecia la obra de arte, también está creando imágenes de significación y en eso se establece una actividad creativa.

B. La Unidad de Contenido y Forma
En algunas escuelas de arte, se prioriza más la forma, y en otras se destaca el contenido.
Estos dos aspectos son inseparables en el arte. El contenido es el justificativo de la función interna que se establece en base a la necesidad creativa y forma es el establecimiento de funciones externas que materializan la intención, justificando así la realidad de su existencia, por lo mismo, ambas son en una. Priorizar una por sobre la otra es una disposición para realzar algo por sobre lo otro, pero en ningún modo son excluyentes.

C. La Unidad de Universalidad e Individualidad
La creación nos manifiesta la unidad entre la imagen especie o universal y la imagen individual. Todos los humanos son humanos, característica constante e inmanente,  y al mismo tiempo, cada humano es diferente en su individualidad; todas las especies contienen esta dualidad en unidad. El gato es gato como especie, igual a todos los gatos en el sentido de ser un mamífero con las funciones típicas de la especie (gato) y es distinto a todos los gatos en su individualidad, pero no puede separar estas dos atribuciones. A la condición de ser especie se le denomina universal, o constante inmanente y a la condición de ser individuo se le denomina imagen individual o fragmento de la totalidad como especie.

En todos los seres creados, la imagen universal y la imagen individual están unidas.
De igual modo en el arte, universalidad e individualidad se manifiestan en unidad.
Independientemente de que todos los artistas son humanos y en este aspecto todos son iguales y son al mismo tiempo individuos únicos y por lo tanto diferentes, cada artista posee individualidades propias dentro de la universalidad de ser artista.
Además el artista, generalmente se deriva de alguna tendencia, oficio o escuela, a la que podríamos considerar como universalidad y representa sus propias individualidades.
Puesto que el artista posee universalidad e individualidad, sus obras
necesariamente manifiestan la unidad entre individualidad y universalidad. Por lo tanto, en una obra de arte, la belleza individual y la belleza universal se manifiestan de manera
paralela o en unidad.

En la cultura se constata esta dualidad de universalidad e individualidad en las manifestaciones artísticas, educativas y sensibles. Por ejemplo en base a la universalidad democrática de la constitución de un país, se ofrecen postulados educativos individualizados en el fragmento social que los representa. Lo mismo ocurre con las artes, en función del criterio, medios de producción, o recursos naturales que podrían ser considerados como universales se fabrican, imágenes, individuales.

Si nos proyectamos imaginariamente en el tiempo hacia el futuro y pensamos en la posibilidad de una cultura establecida bajo un criterio natural compartido en base a las razones constantes e inmanentes de los Principios de la Creación, podemos imaginar la posibilidad de un arte libre, autónomo y responsable, que beneficie siempre a todos. Sobre este ideal se puede conectar a la universalidad del ser artista con la individualidad del creador responsable.

Considerar al arte como el postulado de una superestructura social económica es sin duda un error. El arte no se reduce al postulado político o económico, el arte es una necesidad fundamental del ser humano que es capaz de ejercer el dominio sobre sus conductas, pensamientos y sentimientos, esté donde esté y pertenezca al estratos social o económico a que pertenezca. Es lógico pensar que el arte universalmente se aprecia y que aquellos que disponen de mayores recursos, pueden disponer de mayores y mejores obras de arte, pero esa universalidad tiene que ver con el poder adquisitivo y no con el poder creativo. Las mejores o mayores retribuciones han surgido en base a las mayores necesidades y las mayores necesidades universalmente se desprenden de quienes más necesitan, o de los que menos tienen. Por eso es tan frecuente el encontrar a los grandes genios, tanto de las artes como de la filosofía o de la ciencia en estratos muy necesitados. Lo que nos demuestra que el arte no se debe a la superestructura del capital. La superestructura del capital es necesaria, para promover los valores artísticos y siempre y cuando los promueva en función del beneficio compartido, estará cumpliendo con su razón de ser.
La unidad en criterios facilitará la integración de quienes compartan el ideal del beneficio natural de las especies. Y para beneficiar a la condición estética de la especie humana es necesario de la diversidad en función de la universalidad constante e inmanente.

D. La Unidad de Eternidad y Temporalidad
En cada ser creado, el fundamento de cuatro posiciones preservador de identidad,
(estático) y el fundamento de cuatro posiciones generador de desarrollo, (dinámico)
funcionan en unidad, por ello cada ser creado, existe como una unidad incambiable
y  cambiable, o expresándolo de otro modo, como una unidad de lo eterno y lo
temporal, de lo trascendente e intranscendente. Igualmente, en una obra de arte, ambos, el elemento eterno y el elemento temporal, están unidos.
Por ejemplo en el cuadro “El Ángelus” de Millet, el pintor retrata una iglesia, y a un
campesino y su esposa en oración con un paisaje rural de fondo, dando un ejemplo que
representa la unidad de lo eterno con lo temporal. La iglesia y la imagen de los
personajes en oración, trascienden su era y son eternos, mientras que el paisaje
campestre y las ropas usadas por el marido y la esposa son temporales, y únicos a aquel
particular periodo de tiempo.
Como otro ejemplo, podemos citar unas flores adornando un vaso o una jarra. Las
flores representan de por sí lo eterno, lo que ha existido desde hace tiempo, mientras
que la forma de la disposición de las flores y el recipiente pueden ser considerados
como característicos de un periodo dado. Esta es pues, otra expresión de la unidad de lo
eterno y de lo temporal.
La belleza de la obra de arte se hará más deslumbrante cuando al contemplarla
constatamos el “instante en la eternidad” o la “eternidad en el instante”.


VII. La Moral, Ética y Estética en el Arte
Las artes son una manifestación del dominio sobre la creación, entendiendo el dominio como el compromiso responsable de beneficiar la realización del sentido original de lo dominado. Lo que excluye al no educado, no capaz o no maduro en el dominio natural sobre las cosas. El dominio sobre la creación ha de ser establecido únicamente por personas maduras, o bajo la supervisión de las mismas. Por maduro se entiende a la persona responsable del cumplimiento de su razón de ser humano. Persona esta que asume la responsabilidad de construirse en la experiencia vincular incondicional filiopaternal, fraternoconyugal y paternofilial que le proporciona el cumplimiento del deber de ser maduro en el afecto incondicional, en el reconocimiento de su razón de ser humano y en el cumplimiento responsable y  por lo tanto voluntario de dicho deber. Esta persona se acredita de ser calificada como moral, puesto que domina el poder de los instintos y controla la tentación del celo emocional, intelectual y conductual. Sobre este fundamento podemos depositar en él toda la creación, sabiendo que va a entregarse responsablemente en todo caso a su beneficio y sano desarrollo, lo que le transformaría en una persona ética y al mejorar lo que se le entrega, se le podría reconocer como una persona también estética.
La moral se asume como a la suma de conductas personales que mejoran o benefician al individuo. Como por ejemplo, el dominio sobre las virtudes (prudencia, firmeza y templanza) o el dominio y control del celo para evitar que se transforme en recelo, o rencor, y el dominio sobre los instintos de reproducción, de mantenimiento y de protección. A la persona madura en el dominio de las conductas personales se le denomina persona moral.
La ética se asume como el dominio sobre las relaciones interpersonales, y el dominio sobre las relaciones interpersonales se supedita al desarrollo moral del individuo, al dominio sobre las virtudes, el celo y el instinto. La conducta ética se entiende como el saberse ubicar en la posición de sujeto o de objeto de la relación; en entender las funciones del sujeto de ser leal y obediente al propósito del bien común, y de seducir con afecto, de persuadir con verdad y de motivar al otro con el ejemplo del deber cumplido. Y entender las funciones del propósito de la relación que debe ser siempre valido para todo, y de entender que el objeto ha de retribuir siempre vinculado, confiado y realizado. Sobre este entendimiento y su aplicación podemos comprender que la conducta ética de las personas es siempre justa para el beneficio natural de las especies.
La estética adquiere su significado en el dominio sobre las cosas, en el dominio sobre la naturaleza, en el dominio basado en el ordenamiento natural de las especies. El orden natural armónico ni es más ni es menos, ni es mejor ni peor, tan solo es y en esa moderación se encuentra la conducta estética, conducta de la armonía, del orden y del beneficio compartido. El artista ha de ser el colaborador del embellecimiento natural por el beneficio natural de las especies naturales, no por el transformarlas en lo que no las realiza, sino todo lo contrario en el realizar con cada una de ellas algo que beneficie a todas, ese es el verdadero arte, el arte de la armonía.
La armonía no puede ni debe reducirse a un fragmento, debe concordar primero con la universalidad del orden y en su estrato manifestará la armónica relación con quienes participen de la misma.
El artista ha de ser una persona en primer lugar maduro, y en segundo lugar moral, ético y estético.
La creación implica afecto y belleza. El crear algo implica poner atención y estar atento a lo creado, tanto la atención como el estar atento al valor de lo creado son dos actitudes de beneficiar al otro o a lo otro creado. Esta actitud es incondicional en el afecto y gracias a la incondicionalidad en reconocer los valores del objeto se transforman estos en belleza. Esta dinámica entre afecto y belleza, implica una conducta ética en el artista, una conducta de atención, de respeto y de entrega voluntaria al mejoramiento de lo creado. De establecerse de este modo, se puede reconocer algún estado de complacencia en la labor artística. Complacencia derivada de la recognición, del aprecio y del beneficio que se dispone a recibir el apreciador. Aquí se encuentra manifiesta la incondicional base, inicio y fundamento  de todo lo creado.
Así podemos entender que la auténtica belleza se desprende de la incondicionalidad en el afecto.
Este postulado suena un tanto extraño en nuestro ambiente contemporáneo, porque la realidad del arte dista mucho de esta postura. Y dista mucho, porque se han fragmentado los criterios hasta el extremo de que cada artista defiende su posición por sobre los fundamentos de la realidad contenida en los Principios de la Creación, rectores del ordenamiento natural de las especies. Estos Principios nos advierten  que el artista por sobre todo, ha de asumir su responsabilidad de realizarse como persona, antes de atreverse a interpretar los valores constantes e inmanentes, porque sin el fundamento del establecimiento del vinculo filiopaternal, fraternoconyugal y paternofilial incondicional, no se está  emocionalmente calificado como suficientemente sensible, para reconocer los valores absolutos que se desprenden de dicha experiencia. Esta experiencia constata la madurez del individuo.
A pesar de que muchos artistas han postulado versiones aproximadas a la realidad de los Principios de la Creación, en sus conductas no las han realizado y sobre la carencia de esta experiencia se han mostrado insuficientes para reconocerla en su totalidad. Muchos escritores han escrito sobre el amor, pero lo han entendido fuera de su verdadero contexto natural afectivo e incondicional, muchos pintores han pintado maternidades, pero disgregadas del auténtico sentido natural del ser familia, muchos músicos han realizado melodías armónicas, pero apartadas del ordenamiento natural de las especies.



VIII. Tipos de Belleza
A. Tipos de Amor y Belleza desde la Perspectiva de los Principios de la Creación

La relación de dar y recibir en función del cumplimiento del propósito de atender o estar atento al apreciar o encontrar valor en el objeto observado, produce en el sujeto la sensación de complacencia que denominamos belleza. La belleza puede percibirse en diferentes grados dependiendo del interés, necesidad o valoración del sujeto o dependiendo del contenido valórico del objeto.
La intensidad emocional va a depender  del contenido valórico y de la disposición del apreciador.
La belleza no cambia, puesto que en todas sus manifestaciones complace, pero lo que es variable, es la intensidad en la apreciación.
En base a esta intensidad podemos establecer categorías de belleza. Como dijimos anteriormente, afecto y belleza son inseparables, del grado o intensidad en el afecto se deriva la retribución en complacencia. El máximo de complacencia se deriva de la relación vincular entre padres e hijos y en base al vínculo podemos entender las diferencias en categorías de la apreciación de la belleza.
Cuanto más se necesita al objeto de aprecio, más complace su consecución.
Por lo tanto, cuanto más aumenta la necesidad por el objeto, mayor es la gratificación en complacencia al poseerlo. Entre afecto y belleza se establece un circuito interconectivo proporcional en intensidad. Esto nos indica que al hablar de intensidad en belleza podemos deducir la intensidad en el afecto o en la necesidad por apreciarla.
El afecto máximo o la máxima manifestación del afecto se establece en el núcleo gestor de la especie, en la familia. La familia es el paradigma comparativo de los diversos vínculos afectivos de los cuales se derivan las distintas manifestaciones de belleza.
En la familia humana, ocupa el más alto estrato el afecto paternal incondicional. Luego, el amor conyugal y  en tercer lugar el amor filial, seguido por el afecto fraternal. Por debajo de estos podemos destacar el afecto del mayor al menor o el afecto entre amigos.
Estas manifestaciones afectivas retribuyen en complacencia o belleza proporcional a la intensidad del mismo.
Existen variables entre el afecto materno y el afecto paterno. El afecto paterno manifiesta cualidades de riesgo, emprendedor, de amplitud, de firmeza, de profundidad y solemnidad, complementariamente el afecto materno es apacible, acogedor, seguro, consolador, administrativo, cuidadoso, adaptativo compasivo.
El afecto filial es obediente y leal, retributivo y respetuoso.
En consecuencia se derivan tipos de belleza proporcional: belleza paterna, belleza materna, belleza fraterna y belleza filial. Entendiendo estas bellezas como derivados del goce de la función que cada uno de ellos significa.
En ocasiones podemos observar que el afecto paterno no se manifiesta sosegado o tranquilo, en ocasiones se manifiesta con firmeza en instructivos o correctivos que en ocasiones pueden no ser bien acogidos por los hijos, pero que al saberse correctivos son aceptados como válidos, e incluso en extremo pueden ser considerados bellos.
Estos tipos de belleza experimentados en el núcleo gestor de la especie humana, o familia, se proyectan en la creación, así podemos comparar la belleza solemne de la montaña con la belleza solemne de los padres.

B. Tipos Tradicionales de Belleza
En la historia de la estética, se consideró como tipos básicos de belleza el concepto
o categoría estética de la gracia (Grazie) y el de lo sublime (Erhabene). La gracia es el
tipo de belleza que agrada de una forma afirmativa y directa. Es la belleza equilibrada
producida por la armonía. Lo sublime, por otro lado, es el tipo de belleza que
proporciona una sensación de asombro, o un sentimiento de admiración, como, por
ejemplo, el sentimiento que se tiene al mirar una elevada montaña o el oleaje del mar.
Kant, sostenía que en la belleza (gracia) se hallaban los componentes de la belleza
libre (freie Schönheit) y de la belleza adherente (anhängende Schönheit). Belleza libre
es la que se percibe sin que se sepa nada del objeto a contemplar, sin restricción de
ningún concepto. Es una belleza pura, no se tiene ningún tipo de idea que nos haga
cuestionar su belleza. Belleza adherente es la que depende del concepto que tengamos
acerca del objeto analizado, de un cierto propósito, como lo que es apropiado para vestir, o el lugar donde a uno le guste vivir.
En las teorías de arte se menciona generalmente también, la belleza pura (Reisemne),
la belleza trágica (Tragische), y la belleza cómica (Kimische).
No obstante tales tipos tradicionales de belleza, han sido especificados por la
experiencia humana, y el criterio para su clasificación ha sido ambiguo. En contraste
con ello, los tipos de belleza en esta Teoría del Arte están basados en la naturaleza de los Principios de la Creación.

IX  Valor
Hemos visto y demostrado que la actividad artística se fundamenta en la necesidad por crear algo que apreciar, o por apreciar algo de lo creado. Apreciar, dijimos que exige de atención y de atender, de estar atento a la recepción, para reconocer la sensación, el significado o, el servicio de lo creado. Y, de atender al objeto de atención, es decir, de predisponerse a escucharlo, a verlo, a tocarlo, a olerlo o a gozarlo, porque no llega nada a nuestra memoria que no sea reconocido y, para que llegue al intelecto, es necesario que haya pasado antes por los sentidos. Nada hay en el intelecto que no haya pasado antes por los sentidos. Nada existe en la memoria que no haya sido reconocido.
Lo reconocido, lo sentido, y lo aceptado es algo que nos vale, porque lo que no nos vale únicamente lo juzgamos, lo decimos, lo transformamos en negación intelectual, pero no nos pertenece, no lo tenemos.
Cuando decimos: “no me gusta”, “no me vale”, “no lo quiero”, ese “no” significa que no lo voy a permitir en mí, no se acepta como propio de uno, se identifica como algo que no vale para mí, y porque no me vale no lo deseo, no lo acepto, no lo transformo en mío, y eso es lo que estoy haciendo al decir que es malo, estoy informando que no lo voy a aceptar, que no lo puedo hacer mío.
¿Qué ocurre cuando se dice eso no es cierto? Estamos informando de que lo que se escucha no se puede aceptar como propio de uno. Eso no quiere decir que uno es falso, malo o despreciativo, porque no puedo despreciar y apreciar al mismo tiempo, Luego, si desprecio lo que se me dice por ser falso, no lo puedo apreciar. Lo que si que se puede hacer es informar de que no es cierto lo que se te informa, porque informar es valido, pero la mentira no lo es. Lo mismo ocurre con lo que decimos malo, o desagradable.
 El dolor no es un estado permanente, es solo producto de un desorden. En el orden no hay dolor, hay armonía y la armonía complace, no disgusta, por lo mismo, debemos meditar sobre el si la persona es o no es buena, es o no es justa o es o no es valida. Si le damos un tiempo a esta meditación llegaremos a la conclusión de que lo malo, lo falso y lo feo, son informaciones de algo que se niega, se rechaza o se aísla de uno.
Todo ser normal espera y pretende valor, espera y pretende orden, espera y pretende armonía.
Somos, si es que me permiten el ejemplo, como una aspiradora. La aspiradora no puede al mismo tiempo aspirar y soplar o expulsar. Lo que aspira pasa a formar parte de la aspiradora, lo acumula en la bolsa de su “memoria”, pero lo que expulsa, el viento sobrante  sale fuera de la máquina, no puede soplar en su interior porque eso ya es aspirar.
Solo podemos optar por lo que consideramos válido, incluso cuando pretendemos hacer daño a otro, estamos considerando que eso es lo que debemos hacer y por lo tanto, justificamos o validamos el hacerlo.

Valor es la cualidad contenida en el objeto de aprecio que satisface a la necesidad del sujeto que lo aprecia. Estamos acostumbrados a la célebre frase de que “todo es relativo”. Eso es cierto solo para quienes desconocen los valores absolutos. Absoluto es aquello que es siempre y para todo valido, es decir, es aquella constante inmanente que justifica a la razón de su existencia. Razones absolutas existen contenidas en todo lo creado, y eso es lo que la ciencia estudia. La ciencia estudia las máximas constantes inmanentes y es, gracias al estudio de las máximas constantes inmanentes, que disfrutamos del ordenamiento social del que participamos. No habría sido posible el dirigir un cohete a la luna si se hubiera pensado, que las leyes de gravedad son validas para unos y no validas para otros, y por lo tanto, las leyes de la gravedad fluctúan y cambian al ritmo de la interpretación de cada uno. Eso no es así. La ley de la gravedad se ajusta a la razón de su existir y opera en función del cumplimiento de esa razón, por lo tanto, es siempre y para todos valida, porque coopera en el mantenimiento del ordenamiento natural del universo. Decir que todo es relativo es informar de un absoluto, porque aquello que es siempre y para todos relativo se transforma en absoluto al ser esta afirmación siempre y para todos valida. Es, como la frase de “yo no creo en nada”; esta frase informa que quien la dice, cree que no cree en nada y por lo tanto cree.
“No hay- nadie”, en lugar de: ¡hay nadie!.
Decimos muchas cosas sin analizarlas en profundidad, lo mismo hacemos con el arte, decimos muchas cosas sin analizarlas. Al analizar la creación llegamos a sus bases y podemos reconocer al inicio y fundamento que justifica la creación. Ese inicio y fundamento es el valor. Porque vale se necesita y porque se necesita se realiza y se realiza para experimentar su valor.
El creador de cualquier obra es un sujeto que dispone de libertad. Libertad es la capacidad de optar, pero curiosamente y, como antes vimos, se opta por lo que gusta, agrada, se reconoce o beneficia. En otras palabras, podemos afirmar que optamos únicamente por lo que consideramos valido.
El valor contiene un fundamento dual en su composición, se necesita y beneficia.
Necesidad y beneficio existen en el fundamento del inicio de toda obra, es más, de todo acto y si lo extremamos podemos afirmar que de toda actividad. Toda actividad opera en función del satisfacer a la necesidad que justifica su existencia, por eso, podemos afirmar que el propósito de cualquier propósito es siempre y por sobre todo, el de ser satisfecho. Al ser satisfecho vale.
Existen distinciones en la apreciación, como ya hemos visto, y eso produce que el juicio de valor sea diferente en cada uno de los apreciadores, a esa diferencia en la apreciación se le puede designar como relativa, pero el valor en su capacidad de complacer es siempre y para todos complaciente, el valor a todos vale, y sobre esta premisa es absoluto.
Valor absoluto es aquel máximo insuperable, constante e inmanente  que satisface plenamente a todos. Todos los humanos sanos, estamos capacitados para sentir, reconocer y disfrutar del valor, porque todos los humanos sanos, disponemos de capacidades emocionales, intelectuales y motrices, o de libre voluntad. Nuestra emoción necesita ser satisfecha y se satisface al sentirse plena. No existe satisfacción que supere al estado de plenitud. La plenitud es el valor máximo de la sensibilidad emocional.
La plenitud humana se satisface en el establecimiento del vínculo paternofilial, mediante el establecimiento del vinculo fraternoconyugal incondicional.
 El ser humano que realiza ese vinculo incondicional paternofilial y fraternoconyugal habrá experimentado la realidad del valor máximo exigido por su capacidad emocional. Ningún logro emocional es superior en valor al logro del establecimiento vincular incondicional entre padres e hijos, por lo tanto, la experiencia de este vínculo incondicional satisface plenamente al ser humano.
Intelectualmente hablando, la capacidad intelectual del ser humano espera la razón para sentirse segura y confiada, pero la verdadera seguridad se deriva del reconocimiento de la razón máxima constante e inmanente y esa constante e inmanente es la que concuerda con la naturaleza de la creación, es decir es una con la ley, lo que la transforma en razón autónoma, (auto=uno mismo- nomo =ley) Autónomo es quien responde a la razón del cumplimiento del deber, o quien se ajusta a la razón constante e inmanente.
La máxima razón posible de reconocer que asegura al individuo  es el reconocimiento de la razón que justifica la existencia del ser humano. Cuando se reconoce con claridad cual es el origen, identidad y propósito de la especie humana, y se opera responsablemente en el cumplimiento del deber que justifica esa razón, el ser humano se hace autónomo. Y no existe verdad superior a aquella que es siempre y para todos los humanos valida.
En tanto a la voluntad del ser humano, espera realizarse en el cumplimiento del deber. Deber y derecho son aspectos de la dualidad motivacional, así como razón-ley lo son del intelecto, o necesidad y beneficio son de la emoción.
El máximo deber es el cumplimiento; no existe perfección superior a lo cumplido o a lo completo. El ser humano ha de cumplir con el deber de realizarse en el afecto, en la confianza y en el deber responsable producto de la incondicinalidad en su determinación, para de ese modo poderse decir libre, autónomo y cumplido.
Hasta aquí hemos visto la interacción del valor con la realidad de las especies y hemos descubierto cuales son los valores absolutos: PLENITUD AUTONOMÍA y CUMPLIMIENTO. El sentimiento de plenitud no admite más placer, el encuentro con la ley (razones constantes que son siempre y para todos validas) y su puesta en práctica mediante el reconocimiento de la razón que la justifica no admite verdad superior y el cumplimiento del deber responsable no permite determinación superior. De esto se deriva la necesidad del arte de promover lo auténtico, lo autónomo y lo altruista.

X- Valores absolutos y valores relativos
Hemos explicado ya que los valores absolutos son aquellas máximas insuperables emocionales, intelectuales y conductuales. El sentimiento de PLENITUD, el reconocimiento de las normas, leyes o principios CONSTANTES E INMANENTES que determinan la conducta autónoma del ser y, el CUMPLIMIENTO del deber responsable o incondicionalmente, haciendo uso de su libre voluntad, son los valores máximos insuperables. Y a estos tres valores, por ser insuperables, eternos, e incambiables, por ser las máximas constantes e inmanentes les llamamos Absolutos. Lo absoluto no es en nada impositivo, porque frente a estos valores disponemos de la libertad de aceptarlos o negarlos, pero de estos valores absolutos se desprenden el sentido del deber y el derecho a su beneficio. Sería injusto el exigir el derecho del beneficio de estos valores sin haber cumplido con el deber de merecerlos.

Los valores absolutos de Plenitud Autonomía y Cumplimiento, son los componentes naturales de la conciencia humana sana, rectora de las conductas, juez de los juicios de valor y determinante de la aceptación o rechazo de las sensaciones. Nuestro paradigma rector o estándar prototipo humano de conciencia  está compuesto por los valores absolutos. Lo que más nos satisface a todos es sentirnos plenos, lo que más nos interesa a todos es el reconocimiento de la verdad constante e inmanente y lo que más se espera es el cumplimiento responsable del deber, si todos lo necesitamos es porque lo contenemos todos.
Pero, en la apreciación de estos valores sentimos  agrado, complacencia, satisfacción o plenitud en diversos grados, a estos grados de complacencia se les denomina valores relativos a la necesidad del individuo. Lo mismo ocurre con la razón, todos razonamos pero el conocimiento de las verdades significa algo distinto para el experto que para el que se expone a ella por primera vez, a pesar de ser verdad para ambos, esta verdad significa  aspectos diferentes para cada uno, lo mismo ocurre con el cumplimiento del deber, el deber para el niño es diferente del deber para el adulto. A estas variables se las reconoce como valores relativos. No porque el valor en sí sea relativo, porque el valor siempre complace, sino, porque la apreciación relativiza la experiencia del valor al grado de necesidad de quien lo aprecia.

Valor es una constante universal, todo lo creado vale para quien lo aprecia, y todos los seres necesitan de valor. Si nos ponemos a pensar un poco en ello, podemos darnos cuenta de que, en todo lo que hacemos, estamos esperando un bien, lo que transforma al valor en siempre y para todo valido. En este sentido, el valor se transforma en una constante inmanente, y por lo tanto en ley.
Toda constante inmanente o ley, contiene dos aspectos a considerar, el aspecto de deber y el aspecto de derecho. Deber y derecho existen contenidos en el valor, entendiéndolos como necesidad y beneficio. Necesidad y beneficio son atribuciones para satisfacer a la emoción, al intelecto y a la voluntad del ser que lo ejercita. De esta interpretación se desprende una realidad antes ignorada, la realidad del valor contenedor de los atributos de intencionalidad, significación y poder, en función del cumplimiento del deber necesario para experimentar el beneficio derivado del derecho a ser satisfecho. Satisfacción esta que motiva a la necesidad por repetirlo. Esta es la dinámica del valor, que por tener por absoluto al sentido de plenitud, autonomía y cumplimiento del propósito de la creación, motiva a todo lo creado al dinamismo natural de las especies. Dinamismo contenido en el ordenamiento natural de la creación.
                                                                                  Martín Soria